Panzakate, el nuevo hijo literario de Emilio Fuentes
Después de crear a la aceitunilla Pepa, que le ha llevado incluso hasta Suecia, ahora el periodista Emilio Fuentes nos presenta a Panzakate, el aguacate rebelde, un nuevo álbum para lectores «de 1 a 99 años» con el que descubrir o retomar el contacto con nuestro origen
Hace unos años, Emilio Fuentes se vio en un buen brete: se fue de viaje con la familia y se le olvidó llevarse los cuentos de su hija, Irene, indispensables para que pudiera conciliar el sueño. «Tuve que ser yo el que se inventara uno para leer», recuerda. Y ahí nació la aceitunilla Pepa, un relato que después se convertiría en un libro ilustrado
(La aceitunilla Pepa, Abresueños Editorial, con ilustraciones de Sergio Bimbo) que ya va por su cuarta edición y que ha sido hasta editado en sueco. Ahora, el periodista, director de comunicación del Colegio El Pinar y colaborador de La Opinión de Málaga, nos presenta a su nuevo fruto recién salido de la tierra: Panzakate, el aguacate rebelde (Abresueños Editorial, con ilustraciones de Héctor Borlasca).
Panzakate desciende de una estirpe real de aguacates americanos y, un día, su espíritu inquieto le lleva a saltar al vacío desde la rama que le ha visto crecer para emprender un viaje de descubrimiento y asombro más allá del océano.
«Es intrépido, osado, risueño y siempre ve el lado bueno de las cosas. Es importante en los tiempos que vivimos. Si te digo la verdad; a veces pienso que son los personajes los que me eligen a mí y no al revés», nos dice Emilio. Y recuerda cómo Pepa surgió no sólo de aquella necesidad de contar un cuento a su hija sino de otra me nos, digamos, pragmática, la de evocar su propia infancia para proyectarla en su pequeña. «Yo soy de Jaén, así que la aceituna es el fruto que ha llenado mi infancia y que define mi tierra. Había en aquella historia una vuelta a mi niñez, porque también ya escribía muy rudimentariamente estas historias en las redacciones que nos encargaban en la escuela [Risas]; volver a ese mundo ya perdido en un tiempo en el que todo era tranquilidad, barro, tierra y jugar siempre en el campo, tocar, oler, sentir... Cada vez tenemos menos contacto con la tierra, el mundo primario que es el origen de todo, hasta de nosotros mismos, porque, de alguna manera, todos venimos de la tierra», argumenta el autor.
Y en eso insiste en Panzakate, el aguacate rebelde, un personaje que fue el resultado de «comenzar a ver cómo el aguacate estaba cada vez más presente en todas partes»: «Me hacía gracia su forma, sus líneas [Risas]. Ahí es cuando mi mente empieza a imaginarse historias histriónicas. En ese momento, empiezas a maquinar y la historia aparece, te atrapa. Deja de ser un fruto o una comida y apare ce el personaje», apunta. Con aquella imagen en la cabeza, Fuentes entró en contacto con productores de la provincia y a interesarse por sus procesos, su ciclo vital, su origen, etc. «Todo esto está en el libro en el que uno de sus hilos es la agricultura y el trabajo de la gente que se dedica a la tierra; el respeto que les debemos por to do lo que hacen y porque ponen comida en nuestra mesa. Esto me conecta de nuevo con mis orígenes, que ese niño que se cría en un pequeño pueblo de Jaén y crece viendo la entrega de las gentes del campo».
Asegura Emilio Fuentes que el feedback de sus pequeños lectores es «la mejor parte de escribir»: «Ellos son el público más exigente pero también el más gratificante. No van a esperar si una historia o un personaje cambian, o les gusta o no les gusta. Disfruté mucho con lo que me escribían los padres y madres sobre La aceitunilla Pepa [pueden dirigirse al escritor a través de su cuenta de Instagram:teclapapelytijera]. Me enviaban vídeos de ellos leyéndola, disfrutando, rien do, haciendo teatrillos. Y, además, hacen preguntas geniales, como que a qué país había viajado la aceituna; si había resucitado, si el hombre del tractor comía aceitunas… Y había padres que confesaban que les había gustado más a ellos que a sus hijos». Por eso, cuando le preguntan por la edad recomendada de sus libros, tiene clara la respuesta: «De 1 a 99 años. Y es real».
Irene, su hija, es su primera lectora «y mayor crítica». Para muestra, un botón: «Cuando Jesús Vigorra me entrevistó para Canal Sur por la publicación de La aceitunilla Pepa, me preguntó 'Tu hija, y qué te dice?'. Y ella respondió: 'Pues le tuvo que decir la verdad. Papá, el libro está bien, pero no te creas que es Harry Potter» [Risas]».A Irene le ha gustado más esta nueva aventura, la de Panzakate, «porque tiene hay más aventura, es más dinámica y el texto suena muy bien… como la letra de una canción, casi».
FUENTE: La Opinión de Málaga. 2 de Octubre de 2024. Victor A. Gómez
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