Leyenda sobre la aparición de la Virgen de Consolación
Un pastor de Castellar, que diariamente llevaba pastar a su rebaño de ovejas, una cierta mañana, el cielo se volvió gris y en poco tiempo una imponente nube le sorprendió en la loma de Montesinos. Como iba cargada de muchos rayos, que asustaba bastante al pastor, buscaba denodadamente un lugar donde guarecerse del agua, pero sobre todo, del aparato eléctrico.
Divisó los restos del castillo de la Espinosa y hacia él corrió casi olvidando a su rebaño, por el que tuvo que retroceder algunos metros para arrastrarlo junto a él.
Dentro de sus ruinas encontró una higuera que le ofreció protección. Cuando apenas llevaba media hora en aquel lugar creyó ver una luz brillante que le llamó la atención. Miró varias veces hacia el mismo sitio y efectivamente aquello era como si entrara un rayo de sol entre las ramas de aquel árbol.
Ahora como apenas si llovía aprovechó para acercarse hasta el foco de luz. De principio no se atrevió a tocar nada, pero pensó que si no retiraba unas cuantas ramas no podría ver la procedencia de la luz.
Armado de valor se dispuso a apartar las ramas de aquella higuera y en ese momento la luz se hizo más intensa aún. Colocaba las manos delante de se cara para protegerse del halo de luz. Cuando así estaba oyó una voz que le dijo:
-¡Acércate!.
El pastor miró a ambos lados pero no vio a nadie.-Este es un buen lugar para mi ermita…
En esos momentos desapareció la luz y en ese mismo momento encontró la talla de la Virgen de la Consolación.
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